Fuimos envenenados, y estamos agradecidos por ello. Si me preguntàs qué somos, te podría responder de mil formas distintas, pero siempre hay que recordar los orígenes de uno: Rabanitos.
Los de afuera nos llaman, despectivamente, los engualichados. No nos molesta, ya que no renegamos nuestra peculiar diferencia.
Somos mágicos.
Sentir, sienten todos, pero sentir como planta y animal al unísono, es único. Nos sentimos las especies más libres de toda la huerta. Claro, usted seguramente estará pensando: “Qué tontos, son diferentes, podrían ir a cualquier lado, y sin embargo se quedan ahí hasta que se los morfen”. Ja ja, nada de eso señor, somos gordos y nos gustan los placeres, somos nómades de huertas, y en otro lugar quedaríamos muy desprotegidos.
Vale aclarar que no somos todos rabanitos, existen también remolachas mágicas, pepinos mágicos, entre otros. Estamos educando a una papa mágica, pero está jodido, por los movimientos, es pesadita.
Lo que te coy a contar ahora, no tendría que decírtelo, pero la historia tiene que seguir de boca en boca. El día que descubrimos que podíamos volar, además de movernos, nos pusimos un nombre: LOS SUPERHORTOS. Sí, sí, vegetales con suerte, mucha suerte.
3 comentarios:
ajajajjaja por dios!
Es como si jugaras al lego, sólo que en vez de ser piezas cuadradas son como toboganes.
Gabi, las olas y el viento! sucundum, sucundum! Besos y agua mucha!:)
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