Siempre quiero ser un niño. Hace poco me di cuenta que cada día que pasa soy menos niño, y esto no sucede por un simplre orde cíclico cronológico, tiene poco que ver con la edad quizás. Son pasos, pasos que se dejan. Mi madurez no llega a causa de mi vejez, sino que queda condicionada exclusivamente por el abandono (deseado o no) a la vida de alguien cercano. Así es, mis años cambian y se alteran cuando un cercano muere, allí recién noto lo más grande que soy, porque alguien dejo de pisar el suelo que piso. Y ahora piso en el mismo lugar que pisaba el fallecido, y dejo mis huellas para que sean ocupadas por otro niño cercano a mí, que madurará cuando yo dejé la vida. Es una obviedad, pero no deja de ser una claridad. de martropía. |
martes, marzo 25, 2008
Claridad II: años
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1 comentario:
pre-visto.
hola, chabón (me gustaría poder poner en negrita o cursiva esa última palabra, if you know what i mean)
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