El regreso siempre suele ser más fácil que el camino de ida, y eso es maravilloso. No es que sea un facilista, ni nada parecido, lo atractivo de la vuelta tiene su base en lo distinto que puede llegar a ser una misma senda tomada desde otro extremo, pero con la ventaja de ya haber pisado alguna vez ese terreno. Y subir, y bajar, y nuevas decisiones que tomar, si derecha o izquierda o que venga otro y decida por uno. Al volver, ya sabemos que disfrutar con más enfoque, y también existe la posibilidad de adueñarse del tiempo (siempre existe). Igualmente lo mejor sigue siendo nunca volver. de martropía. |
jueves, febrero 28, 2008
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1 comentario:
igual.-
cuando yo sea grande quiero que, a la salida de la iglesia, me espere un colectivo verde con una gran pero gran moño y que a la fiesta me lleve a mi, a mi cuchi y a las chicas y papàs.-
Nosotros en holograma
Nos vemos a las 9:30 p.m.
Te llevo a conocer un sitio
al que nunca se te va a ocurrir volver.
Intento hacerte bailar.
Pero no sabés
vestir ligero,
ni respirar
entre tanta humedad.
De lejos,
alguien nos observa.
Imagina que vos y yo
salimos a menudo.
Que te quiero.
Y le alegra.
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