martes, julio 31, 2007

Intronspección

Las marcas que quedaron en mi piel no son sólo marcas, son estruendo de un dolor eterno, vivo, ágil, un dolor que se escurre por todo el pantano verde y febril. Son pequeñas manchas unidas en un abrazo durante aquel lapso de cariño ideal, cuando verme y tocarme era vomitivo, pero deseado… es una delicia llegar a las profundidades del asco, de lo impresionable, poder reconocer a otro en uno, y seguir siendo el mismo.

El pantano era caluroso y enigmático, no se lograba ver cuando terminaba, ni podía distinguir que tipo de especies lo habitaban. Yo era una especie única en ese pantano, soy una especie única en el pantano; me encuentro solo, sucio, abandonado, desilusionado… mi dolor corre por toda el agua mezclada con barro, regalo mi dolor con un moño al moho enverdecido.

Pero no puedo dejar de sonreír, tampoco lo intento, no debo perder los rasgos alegres en mí. No debo llorar, no debo hacer muecas, ni burlarme de mis defectos. No debo.

Sigo introduciendo mi dedo índice en la piel buscando un lago útil como remedio, celestial, un pozo donde fugarme por un rato a disfrutar de la suavidad de la yema de mis dedos inspeccionando lo siempre rechazado por mis ojos.

Intento ingresar a mi intimidad y acariciar lo que evité en el proceso conocido como “amor propio”… ser un caracol desnudo sin un caparazón, eso deseo, acurrucarme en el miedo y dormir en él, utilizando la sonrisa como almohada y la tristeza como frazada.

Me repugno, me quiero. El pantano es mi lugar elegido para yacer.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

yo tengo un texto tuyo guardado en mi notebook y en este instante estoy escuchando gudmundsdottir y mi nick en msn ! ( aunque sea hoy ahora )
te mando un abrazo

Anónimo dijo...

te digo que estoy escuchando gudmundsdottir y ahora estoy asi !... asi sabes quien soy